domingo, 15 de diciembre de 2013

TEMA 2. LA APRECIACIÓN PLÁSTICA DE ESTILOS ARTÍSTICOS

TEXTO 1: ”EL ARTE Y LOS ARTISTAS”, INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA DEL ARTE” .GOMBRICH, E.

            La palabra arte puede significar cosas distintas en cada época, cada persona tenemos distintos criterios de admirar la misma cosa, excelente para unos y asociado a recuerdos e imágenes desagradables para otros, que nos hacen rechazar esa obra. La confusión proviene al variar el criterio de belleza, a veces deslumbradora a simple vista o tener que descubrir lo que nos quiere transmitir e interpretar el autor en momentos de dolor, alegría o emocionarnos con imágenes que nos transmiten fuerza, emoción y animo. Pero hay ocasiones que cuando conseguimos entender las formas de expresión aprendemos a valorarlas e intentar descubrir lo que nos quieren transmitir, los que se acercan al arte por primera vez quieren que todo parezca real como si fuera reflejo de la realidad. La paciencia y habilidad del artista conducen a un mundo visible dignos de admiración. Los bocetos molestan a quien prefiere esa "verdad", en el arte no se permite ninguna distorsión si un artista moderno hace algo peculiar piensan que es un "champucería" incapaz de hacerlo mejor, aunque en la pintura moderna por medio de la caricatura es donde se expresa el autor por medio de una crítica reconocida por muchos.
            Cuando nosotros observamos el arte, por ejemplo, un cuadro lo miramos de manera subjetiva ya que estamos influidos por nuestros gustos, preferencias y vivencias. Cuando nosotros miramos un cuadro  lo que queremos ver es el reflejo de nuestra propia realidad. Por ejemplo, Rubens  dibujó a su hijo con agradables facciones ya que estaba orgulloso de él. Asimismo, Alberto Durero, que también plasmó a su madre en un cuadro  con devoción y cariño.
            Cuando miremos un cuadro debemos  pensar si la alteración que vemos, el artista tuvo sus motivos para realizarla e iremos hablando de esos motivos a través de la historia del arte. Nunca debemos condenar una obra por no tener correcto el dibujo y condenar al autor sin pensar que somos nosotros los que estamos equivocados, nos vamos dando cuenta que nuestras reflexiones cambian a través de los años  y cosas que nos parecían verlas tan naturales, nos hemos dado cuenta a través de otras técnicas y avances que no eran como se presentaban.         
            En la actualidad los pintores huyen de las ideas preconcebidas (cielo, hierva, horizontes)  ellos intentan enseñarnos una forma distinta de contemplar los paisajes para descubrir nuevas sensaciones y emociones, pero para eso al contemplar una gran obra debemos dejar otras costumbres y contemplar los temas que nos ofrezcan que tiene que tener un parecido con la realidad. Los artistas más devotos y estudiosos nos representaban las Sagradas Escrituras según un modelo idílico de fervor y veneración, para que fuera aceptado sin  escandalizar y que pareciese poco respetuosa. Lo que debemos aceptar es que el arte lo realizan seres humanos  con sus reflexiones y rasgos, sus pinceladas o sus insólitos resplandores, ellos los sienten y manejan, les dan su propia vida  para que al verlas en nuestros museos los podamos admirar.
            Solamente  cuando comprendemos al mirar el cuadro  como lo realizo el pintor para empezar y concluir su obra, empezamos a comprenderla efectivamente porque todos nos encontremos en ocasiones ante sus mismos problemas y el "aceptar" en ocasiones puede encajar en el terreno del arte.
            Algunos artistas frente a su obra no sabrían explicarnos el porque han realizado determinada distribución  de personajes, es algo que han ido desarrollando según el trabajo y la inspiración, igual que la distribución de colores y el porqué del efecto discordante de su obra. Claro está que el gusto por el arte trata de descubrir el sentido que grandes maestros han intentado que tratemos de comprender lo que se proponían realizar. Es emocionante estar  ante una gran obra e ir descubriendo poco a poco sus diferentes matices y gozar de poder percibir el eco de cualquier armonía oculta, un espíritu capaz de elevarse por encima del esnobismo. Hay personas que  no dan una opinión acerca de una obra por temor a que las consideren incultas y todo lo ven "muy interesante" aunque sea repulsivo.
            Lo más importante en el arte es admirarlo con ojos limpios, aventurarse en los descubrimientos para luego vernos recompensados, aunque sea más difícil  que ir con una idea preconcebida de la obra, la satisfacción al introducirnos y podernos sentir igual que el artista pensó, ideó y materializó esa obra para poder entender y comprender el contexto en el que fue creada.
           
TEXTO 2:  “LA BELLEZA COMO PROPORCIÓN Y ARMONÍA”. HISTORIA DE LA BELLEZA. ECO, UMBERTO.

            Esta parte del tema nos introduce en la valoración de la belleza, identificada a lo largo de toda la historia con la proporción: una cosa es bella si está bien proporcionada. Los pitagóricos dicen que es en el número donde esta dicha proporción y esto da orden, armonía e inteligibilidad a la realidad ya que sin el número no sería posible conocer o pensar nada, que las cosas existen porque están ordenadas, por eso estudian las relaciones matemáticas a través de los sonidos musicales como con el experimento de los vasos.
Se observo que los modos musicales influyen en la psicología de la personas, por ejemplo según los ritmos una persona puede estar camada o sobreexcitada.
            Siguiendo la idea pitagórica del numero se utiliza el “tetrakys”, un triangulo, para la proporción arquitectónica, que  a partir de sus cuatro puntos (como las cuatro estaciones)  hace que el cuatro sea sinónimo de fuerza, justicia, igualdad, perfección moral…Por lo que siguen apoyando la idea de que el numero es la esencia del universo y a través de esta concepción  matemática decían que en la multiplicidad de los triángulos uno es el más bello.
En la arquitectura también se encuentra el principio de proporción como referencia simbólica y mística.
            Se habla de la armonía como oposición de las cosas y en esta oposición solo uno representa la perfección. En dicha oposición es mejor que exista una tensión continua, para que así se llegue a  un equilibrio.
            Este término lleva a la proporción y la simetría del cuerpo  que es la  buena y verdadera  forma de este; pero después aparece el canon que agrupa todas las reglas, también las del arte,  para una proporción correcta, aunque los cánones de las proporciones eran distintos según el lugar.
            Como ejemplo esta el canon de Policleto ya que según este las partes del cuerpo se deben al movimiento del cuerpo, la perspectiva, las adaptaciones de la figura… y el término euritmia de Vitrubio en el que las proporciones se adaptan a las necesidades de la visión, por lo que no se producen imágenes sino apariencias.
            Se da importancia a la belleza espiritual ante la  belleza corporal y nace así la teoría del horno quadratus en la que el número tiene significados simbólicos que se basan aparte de correspondencias numéricas también en estéticas.
            Aparece el cinco que es el numero circular, vuelve siempre a sí mismo, y se llega a  la perfección de la belleza  que se refleja en el cuerpo y el alma ya que el primero se basa en el número cuatro (par e imperfecto) y el segundo en el número cinco (impar y perfecto); por lo que el cuerpo se rige por patrones matemáticos.
            Se habla de la armonía del cosmos en el que el mundo y el universo se rigen por una regla, la gama musical que se representa a través del sonido. La belleza se compone por la afinidad de semejantes y de los desemejantes. Las cosas se organizan según orden y medida oponiéndose al caos, pero también las cosas feas se componen de proporción y contraste por lo que de esto también nace la belleza.
            No solo es necesario la proporción sino también la integridad, la claridad, la adaptación a la forma para que haya belleza moral o espiritual, es decir el fin al que este destinado la cosa.
            En la historia también existían criterios de proporción, ya que había variedad de  ideales  de dicha proporción, incluso algunos se oponían   a que fuesen criterios de belleza y afirmaban que no hacía falta que existiera proporción para que las cosas fuesen bellas.
            Podemos afirmar que a lo largo del tiempo y el transcurrir de los siglos la percepción de la belleza, la armonía, la proporción, la transmisión de sentimientos, así como los valores o el carácter moralizante de las obras artísticas ha ido cambiando y reciclándose, dejando a los ciudadanos actuales una guía a cerca del pensamiento, las ciencias, la sociedad y las costumbres de cada época

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